Padre O’Flaherty: Salvo 6500 personas y convirtió al jefe de la Gestapo en Roma
- La Cumbrera
- 22 may 2020
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Actualizado: 7 jul 2020

La película “Escarlata y negro”, interpretada por Gregory Peck.
Monseñor Hugh O’Flaherty, el religioso irlandés que durante la segunda guerra mundial, salvó a 6500 personas de los nazis. Se ganó el sobrenombre de “pimpinela escarlata” del Vaticano y su historia se volvió más famosa en 1983, gracias a la película “Escarlata y negro”, interpretada por Gregory Peck. Nació en 1898 en el sur de Irlanda y durante la guerra de independencia irlandesa. Fue ordenado sacerdote en 1925, después sería nombrado vicerector del colegio de Propaganda Fidei y entraría a formar parte del servicio de la diplomacia vaticana en Palestina, Haití, Santo Domingo y Checoslovaquia.

El teniente general John C.H. Lee le otorga la Medalla de la Libertad de Estados Unidos a Monseñor Hugh O’Flaherty.
En 1938 comenzó su servicio en el Santo Oficio y se trasladó al Colegio Teutónico, dentro del Vaticano. Deportista apasionado, jugaba golf y ganó algunos torneos de box. En los campos de golf de Ciampino conoció al embajador británico ante la Santa Sede, D’Arcy Osborne, que le habría ayudado a esconder, alimentar y ofrecer medios de transporte a muchos soldados aliados escondidos en Roma.
Los heroicos esfuerzos salvavidas de Mons. O’Flaherty comenzaron cuando recorrió los campos de prisioneros en Italia, en los primeros años de la II Guerra Mundial. Su propósito era saber sobre prisioneros que hubieran sido reportados como perdidos en acción. Una vez que los encontraba vivos, notificaba a sus familias a través de Radio Vaticana.
Tambien vestia disfraces para aventurarse fuera de los muros del Vaticano y realizar sus misiónes de rescate, pese a los riesgos que esto implicaba, los nazis intentaban arrestarlo. El Teniente Coronel Herbert Kappler, jefe de la Gestapo en Roma, ordenó que se pintara una línea blanca en el límite de la Plaza de San Pedro para señalar el borde entre la Ciudad del Vaticano e Italia, y amenazó a Mons. O’Flaherty con asesinarlo si lo cruzaba. También fue amenazado con torturas si alguna vez fuera capturado.
Después de la caída de Mussolini y del armisticio que firmó el gobierno italiano con los Aliados, miles de prisioneros ingleses y estadounidenses fueron liberados. Después de la ocupación alemana, muchos de ellos buscaron refugio en Roma y tocaron a las puertas del Vaticano. O’Flaherty salía cotidianamente frente al Arco de las Campanas para ayudar a los que tuvieran alguna necesidad.
Gracias a la ayuda del príncipe Filippo Andrea Doria Pamphilj, del embajador Osborne y de otras personas, el sacerdote irlandés logró salvar la vida de más de 6500 personas (ingleses, estadounidenses, judíos y de otras nacionalidades). Le gustaba decir que «Good has no country» (“Dios no tiene nacionalidad”). Al final de la guerra, el padre O’Flaherty recibió la cruz del imperio británico y la medalla de honor del Congreso de los Estados Unidos.
Después de la guerra solía viajar regularmente a Italia para visitar a Herbert Kappler, que intentó capturarlo y matarlo en varias oportunidades. Esta fue la última conquista de Monseñor O'Flaherty: la conversión del ex oficial de las SS al catolicismo y su bautismo en 1959, que recibió de manos del hombre que había perseguido en Roma unos años antes.
O'Flaherty sufrió un derrame cerebral en 1959 y se retiró a vivir con su hermana en Kerry. Murió en 1963, justo cuando sus hazañas se estaban convirtiendo en leyenda.
Permitida su reproducción citando a La Cumbrera.
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