Los pequeños sufrimientos van preparando los grandes
- P. Lorenzo Scupoli
- 19 nov 2021
- 2 Min. de lectura

Los pequeños sufrimientos van preparando para los grandes. Cuentan de
un rey de la antigüedad que para evitar que algún día lo quisieran envenenar se fue
acostumbrando a tomar cada día alguna pequeña dosis de "antiveneno". Y más
tarde cuando en un momento de desesperación y desánimo quiso suicidarse
tomándose un veneno, ya no logró envenenarse porque su organismo estaba
entrenado para resistir. Algo parecido sucede a quien se va acostumbrando a sufrir
con paciencia y por amor a Dios las pequeñas dificultades y contrariedades que le
van llegando cada día. Cuando le lleguen las penas enormes y las catástrofes, ya
tendrá su voluntad tan fortalecida que será capaz de resistir sin desanimarse ni
rendirse.
Una regla muy provechosa. Algo que produce gran paz y serenidad es
acostumbrarse a aceptar de buena gana siempre y en todo lo que Dios permite que
suceda. Nunca llueve demasiado ni hace demasiado calor, sino que cae la lluvia
que a Dios le pareció bien que cayera y hace el calor que Nuestro Señor dispuso que hiciera. No se cae un cabello de nuestra cabeza sin que Dios haya dado la
orden de que se cayera. Y lo que este Padre misericordioso permite que les suceda
a sus hijos que tanto ama, seguramente es para el bien de ellos.
Buen negocio. Una santa decía: "Siempre me sucede lo que yo quiero que me
suceda". Y alguien le dijo: "Eso es imposible, porque en la vida a todos nos
suceden cosas que no quisiéramos que nos sucedieran". "Y ella respondió: 'Es que
yo quiero siempre lo que Dios quiere y permite'. Y como únicamente sucede lo
que Dios permite que suceda, así sucede siempre lo que yo quiero". Como
deberíamos tener muchas veces en nuestros labios aquella bellísima oración de
Jesús en el Huerto: "Padre Celestial, que no se haga lo que mí naturaleza
humana desea, sino lo que quieres Tú" (Mc 14, 36).
Extracto del libro, "El Combate Espiritual", de Lorenzo Scupoli.
Comments