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FSSP: Liturgia tradicional en comunión con Roma

  • La Cumbrera
  • 7 may 2020
  • 4 Min. de lectura

Actualizado: 7 jul 2020


La Fraternidad Sacerdotal de San Pedro (FSSP) es una Sociedad de Vida Apostólica de Derecho Pontificio, erigida canónicamente por el Papa San Juan Pablo II en 1988. El carisma y la misión particular de la FSSP es ofrecer la Sagrada Liturgia, incluida la Santa Misa y el oficio divino, así como los sacramentos, en toda su solemnidad tradicional, según los libros litúrgicos latinos de 1962.

El nombre de la Fraternidad refleja agradecimiento, amor filial y lealtad al Sumo Pontífice, quien alienta nuestro crecimiento, así como la unidad fraternal en Cristo que nuestros sacerdotes se esfuerzan por caracterizar en sus vidas y trabajo. La Fraternidad Sacerdotal de San Pedro tiene cerca de trescientos sacerdotes que sirven en más de cien diócesis en todo el mundo con sede internacional en Friburgo, Suiza.


El Sumo Pontífice Juan Pablo II, en una audiencia concedida al cardenal presidente de la Comisión Pontificia Ecclesia Dei el 18 de octubre de 1988, ratificó y ordenó la publicación de un decreto, erigiendo la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro como Sociedad de Vida Apostólica.


Para muchos, las diferencias entre las Formas Ordinarias y Extraordinarias de la Misa han sido poco más que formas litúrgicas que se dejan mejor a los sacerdotes y estudiantes de liturgia. Esto se debe en parte a que el Formulario Extraordinario ha estado tan rara vez disponible y, cuando está disponible, casi siempre como un complemento del Formulario Ordinario dentro de un número limitado de parroquias.


En algunas regiones, sin embargo, no pocos fieles adhirieron y siguen adhiriéndose con mucho amor y afecto a las anteriores formas litúrgicas, que habían impregnado su cultura y su espíritu de manera tan profunda, que el Sumo Pontífice Juan Pablo II, movido por la preocupación pastoral respecto a estos fieles, en el año 1984, con el indulto especial «Quattuor abhinc annos», emitido por la Congregación para el Culto Divino, concedió la facultad de usar el Misal Romano editado por el beato Juan XXIII en el año 1962; más tarde, en el año 1988, con la Carta Apostólica «Ecclesia Dei», dada en forma de Motu Proprio, Juan Pablo II exhortó a los obispos a utilizar amplia y generosamente esta facultad en favor de todos los fieles que lo solicitasen.


Por eso es lícito celebrar el Sacrificio de la Misa según la edición típica del Misal Romano promulgado por el beato Juan XXIII en 1962, que nuunca se ha abrogado, como forma extraordinaria de la Liturgia de la Iglesia.

San Juan Pablo II fundó la Fraternidad Sacerdotal de San Pedro en 1988.

Vale hacer la aclaracion y advertencia para aquellos grupos que como decía San Pio X “que persistentemente claman que desean estar con la Iglesia, amar a la Iglesia, luchar para que la gente no salga de ella”, mas bienjuzgarlo por sus obras. Si ellos desprecian a los pastores de la Iglesia [obispos y sacerdotes] e incluso al Papa, si intentan por todos los medios evadir su autoridad para eludir sus directivas y juicios… entonces, ¿DE QUÉ IGLESIA HABLAN ESOS HOMBRES? Ciertamente NO de la establecida sobre el fundamento de los apóstoles y profetas, con Jesucristo mismo como la piedra angular” San Pío X, discurso del 10 de mayo de 1909.

Entre otras cosas, para ser considerados católicos es necesaria, la aceptación íntegramente de la constitución de la Iglesia y de todos los medios de salvación establecidos en ella y que están unidos, dentro de su estructura visible, a Cristo, que la rige por medio del Sumo Pontífice y de los obispos [obispos con jurisdicción y plena potestad en sus respectivas diócesis], mediante los lazos de la profesión de la fe, de los sacramentos, del gobierno eclesiástico y de la comunión. [n.837 CIC].

908 Está prohibido a los sacerdotes católicos concelebrar la Eucaristía con sacerdotes o ministros de Iglesias o comunidades eclesiales que no están en comunión plena con la Iglesia católica. Código de Derecho Canónico

Fuera de la Iglesia Católica no hay salvación. Es dogma de fe. Y yo te digo a ti que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré yo mi Iglesia, y las puertas del infierno no prevalecerán contra ella (Mt.16, 18). Creer que esto no se cumple así en su totalidad, es una herejía. El Señor no necesita de nadie para salvar su Iglesia, y por puro amor a ella, no por necesidad, emplea para ello normalmente la mediación de sus miembros, Pastores y fieles. Pero emplea precisamente la mediación activa de quienes, bajo la moción de su gracia, cumplen humildemente las leyes canónicas y los mandatos del Papa. Por el contrario, quebrantando la ley de la Iglesia y resistiendo una voluntad que el Papa expresa con su autoridad de Pastor universal, no puede realizarse ninguna acción salvífica. Solo pueden producirse enormes daños a la Iglesia. Los pastores que, sin pasar por la puerta, entran en el redil para apacentar el rebaño «son ladrones y salteadores» (Jn 10,1-9).

Es la Iglesia la que nos salva a nosotros. En la ignorancia de esta verdad tan central parecen coincidir los "modernistas progresistas" y los "integristas" más extremos.


[...] San Francisco de Asís prohibía a sus frailes predicar el Evangelio sin el permiso del Obispo o del párroco, y prestaba obediencia absoluta al Papa: «puesto de rodillas, prometió humilde y devotamente al señor papa obediencia y reverencia» (Leyenda tres compañeros 52). San Ignacio de Loyola y la Compañía de Jesús se afirmaban siempre en sus 18 Reglas para sentir con la Iglesia (Ejercicios 352-370).

"Los santos jamás concibieron siquiera la posibilidad de que una desobediencia grande o pequeña a la Ley eclesial y a los mandatos del Papa pudiera causar algún bien para la reforma de la Iglesia". P. Iraburu

Oremos por los herejes y cismáticos, para que nuestro Dios y Señor los saque de todos sus errores , y se digne volverlos á la santa Madre Iglesia 

Permitida su reproducción citando a La Cumbrera.


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