top of page

"Aunque fuese un demonio encarnado" Repaso de Infabilidad Papal

  • Foto del escritor: La Cumbrera
    La Cumbrera
  • 21 oct 2020
  • 6 Min. de lectura

"Aquél que se aleja del Papa o atenta contra él es un insensato, pues el Papa es quien tiene las llaves de la Sangre de Cristo crucificado. Por eso, aunque fuese un demonio encarnado, no debo levantarme contra él, sino humillarme siempre e implorar esa sangre de su misericordia… pues de otra suerte no podríamos tener ni participar el fruto de la sangre"  Santa Catalina de Siena.


La reacción que uno puede tener depende muchas veces de la interpretación que uno hace de las cosas. Como dice San Pio X el catecismo mayor: El Papa es infalible sólo cuando, en calidad de Pastor y Maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema y apostólica autoridad, define que una doctrina acerca de la fe o de las costumbres debe ser abrazada por la Iglesia universal.


Hablemos entonces sabiendo de lo que hablamos, la palabra no impide la acción, lo que la impide es no formarse antes detenidamente de ponerla en ejecución, por eso mismo debemos formarnos, y formar a los que sean de nuestro entorno. Dicho esto, y sabiendo que el papa es infalible solo antes ciertas condiciones empecemos.

No todas las declaraciones papales son infalibles, no todas están a un mismo nivel dogmático. La mayor parte de los discursos y de los documentos papales, de hecho, aún en lo que toca al ámbito doctrinal, contienen enseñanzas comunes, orientaciones pastorales, exhortaciones y consejos, que de manera formal y, en cuanto a contenido, están muy alejadas de la definición dogmática. Ni ésta lo es, sino en presencia de las condiciones establecidas por el Vaticano I.


Sucede entonces que el Papa habla:


«Ex cathedra»(1): la expresión entre el significado de la función ejemplar y moderadora que, desde el principio, hace del Obispo de Roma el maestro de la iglesia universal y de la propia Roma el “locus magisteri”. En uso ya desde el Siglo II como símbolo de la función magisterial del obispo, la cátedra se convierte enseguida en el símbolo de la función magisterial del Papa (2). El hablar “ex cathedra” significa, entonces, hablar con la autoridad y la responsabilidad de quien goza de jurisdicción suprema, ordinaria, inmediata y plena sobre toda la Iglesia y sobre cada uno de sus fieles, pastores incluidos, en materia de fe y de costumbres, pero no sin reflexiones y efectos también disciplinarios.


«Omnium Christianorum pastoris et doctoris munere fungens»: la frase vuelve explícito el contenido de “ex cathedra”. Fuentes bíblicas del Nuevo Testamento y documentos de la Tradición confluyen en la definición del Vaticano I para afirmar que la infalibilidad del magisterio papal surge únicamente cuando el Papa enseña a todos la Revelación divina y hace obligatoria su enseñanza para todos.


«Pro suprema sua Apostolica auctoritate»: Es la razón formal de su enseñanza infalible y universal. Tal razón se debe a la sucesión apostólica del Papa a Pedro, quien fue entonces el primer, más no el único, obispo de Roma y Papa al mismo tiempo. A cada uno de sus sucesores en la “cátedra romana” compete, por lo tanto, todo cuando Cristo dio a Pedro, “ratione officii, non personae”. Es por lo tanto menos correcto decir “infalibilidad personal del Papa” en vez de “infalibilidad papal”. Pero, también en caso de que se quiera insistir, como hace alguno, sobre la “infalibilidad papal”, se debería distinguir siempre en el Papa a la “persona pública” de la “privada”, haciendo recordar que la “persona pública” está determinada por su oficio.


«Doctrinam de fide vel moribus»: Debe tratarse, es decir, es crucial creer de verdad la existencia cristiana, directamente o no contenida en la Revelación divina. Un objeto diferente de la enseñanza papal no puede pretender estar cubierto por el carisma de la infalibilidad, se extiende tanto como la Revelación misma.


«Per assistentiam, divinam»: no cualquier intervención del Papa, ni una simple advertencia suya, ni cualquiera de sus enseñanzas, están garantizadas por la asistencia del “Espíritu de Verdad” (Gv. 14, 17; 15, 26), sino sólo aquello que, en armonía con la verdad revelada, manifiesta lo que el cristiano debe, como tal, creer y hacer (Dublanchy E., “Infailibilité”, cit. C. 1699-1705).


Sólo en el pleno y absoluto respeto de las condiciones mencionadas, el Papa tiene garantizada la infalibilidad; entonces puede apelar a ella cuando tiene la intención de obligar al cristiano en el ámbito de la fe y de la moral. Se debe agregar también que, de todo el conjunto de la intervención papal y de las palabras que la expresan, debe resultar, unida al respeto de las condiciones indicadas, la voluntad del Papa en definir una verdad como directa o indirectamente revelada, o de dirimir una cuestión «de fide vel moribus”, con la que toda la Iglesia deberá después homologar la enseñanza propia y coordinar su puesta en obra.

Queda evidente que se tiene con qué discutir, no con nociones genéricas e insignificantes de infalibilidad, sino con argumentos rigorosamente teológicos de ésta. E incluso al interior de tal delimitación, la infalibilidad se entiende sólo si se rehúye de la ambigüedad de léxico, por ejemplo, Karl Barth (3) quien confunde la infalibilidad con la indefectibilidad. Por otra parte, el concepto no se aclara, desde el punto de vista teológico, ignorando (4), e incluso relegándolo trasversalmente en otros contextos o considerándolo bajo aspectos formales incompletos; si se piensa en el negativo “Irrtumslosigkeit” (inerrabilidad) ciertamente no equivocado, pero se aprende a ser testigo, de la infalibilidad, el significado positivo, el valor de fondo, el carisma, por voluntad de Cristo, se enriquece a la Iglesia y al Papa.


Efectivamente el significado positivo y primario queda resaltado; que por un lado otorga la máxima garantía («fide divina vel divino-ecclesiastica”) de la verdad, y por otro salvaguarda la verdad misma de cada falsificación, o errónea o herética. La infalibilidad viene así a ser infinitamente más que ausencia e imposibilidad de error; es presencia de verdad, es certeza superior de ésta, íntima e inseparablemente conjunta con el haber de la Iglesia. Un error suyo, en orden a la verdad de creer o a la moral de vivir, se resolvería contra la misma Iglesia, destruyéndola (5). En breve y por tales motivos, la infalibilidad teológica tiene un cuadro conceptual fuertemente condicionado por la Revelación y tiene por lo tanto muy poco en común con la infalibilidad filosófica, con aquella científica y con aquella jurídica […]


Repaso del Catecismo mayor San Pio X:


198.- ¿Puede errar el Papa al enseñar a la Iglesia? - El Papa no puede errar, es decir, es infalible en las definiciones que atañen a la fe y a las costumbres.


199.- ¿Por qué motivo el Papa es infalible? - El Papa es infalible por la promesa de Jesucristo y por la continua asistencia del Espíritu Santo.

200.- ¿Cuándo es infalible el Papa? El Papa es infalible sólo cuando, en calidad de Pastor y Maestro de todos los cristianos, en virtud de su suprema y apostólica autoridad, define que una doctrina acerca de la fe o de las costumbres debe ser abrazada por la Iglesia universal. 201.- ¿Qué pecado cometería el que no creyese las solemnes definiciones del Papa? - El que no creyese las solemnes definiciones del Papa, o aunque sólo dudase de ellas, pecaría contra la fe, y si persistiese obstinadamente en esa incredulidad, ya no sería católico, sino hereje.


202.- ¿A qué fin ha otorgado Dios al Papa el don de la infalibilidad? - Dios ha otorgado al Papa el don de la infalibilidad para que todos estemos ciertos y seguros de la verdad que la Iglesia nos enseña.

203.- ¿Cuándo definió la Iglesia que el Papa es infalible? - La Iglesia definió en el Concilio Vaticano I que el Papa es infalible, y si alguien presumiese contradecir a esta definición, sería hereje y excomulgado.


204.- ¿Ha establecido la Iglesia alguna nueva verdad de fe al definir que el Papa es infalible? - No, señor; la Iglesia no ha establecido ninguna nueva verdad de fe al definir que el Papa es infalible, sino solamente ha definido, para oponerse a los nuevos errores, que la infalibilidad del Papa, contenida ya en la Sagrada Escritura y en la Tradición, es una verdad revelada por Dios, y, por consiguiente, que ha de creerse como dogma o artículo de fe.


  1. Cfr. La formula proviene da Melchior Cano (+1560), ma il riferimento alla “cathedra” è frequente nei Padri ed ovviamente anche in Autori successivi a Cano: “Auctoritas infallibilis et summa cathedrae S. Petri” (D’Aguirre, +1699); “Cathedrae Apostolicae oecumenicae auctoritas” (ignoto, +1689), cfr. Dublanchy E., “Infaillibilité du Pape”, DThC VII Parigi 1972, c. 1689; cfr. Pure Maccarrone M., “La ‘cathedra sancti Petri’ nel Medioevo da simbolo a reliquia”, in “Rivista di storia della Chiesa in Italia” XXXIX (1985) 349-447.

  2. Cfr. Maccarrone M., “Cathedra Petri” und die Entwicklung der Idee des päpstlichen Primats vom 2. Bis 4. Jahrhund., in “Saeculum” 13 (1962) 278-292.

  3. Fries H. (a c. Di), “Handbuch theologischer Grundbegrijffe”, Monaco 1963

  4. “Kirchliche Dogmatik” IV/1, p. 770- 72

  5. Rahner I. – Vorgrimler H., “Kleines theolog. Wörterbuch”, Friburgo Br. 1961, cit. Da Löhrer M., “Portatori della Rivelazione”, in MS 2 Brescia 1973, p. 87

Comments


bottom of page