Los Albertos Fernandez
- Francisco Llambías
- 23 abr 2020
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 9 jun 2020

Con la aparición del corona virus nuestro presidente adoptó una actitud aparentemente humanista, resaltando en sus discursos valores como la solidaridad y el cuidado de la vida humana.
El título de esta reflexión dice Albertos con intención, puesto que de sus propias declaraciones surgen versiones tan distintas, sobre idénticos temas, que cuesta creer que provengan de una misma persona.
Es que Alberto ya nos tiene acostumbrados a la permanente contradicción, empezando por recordar que sobre su actual vice presidente, Cristina Fernández, dijo cosas como: "no me voy a callar su mal manejo de la economía que ha llevado a la Argentina devuelta a tener un déficit fiscal"; calificando de "perversa a su corrupción revolucionaria"; manifestando que "es definitivamente un mal gobierno, toda su acción institucional es deplorable, todo lo que hizo en materia judicial es deplorable" o que "el segundo mandato de Cristina a mi me cuesta muchísimo encontrar un elemento valioso" hasta declarar que "Cristina tiene una enorme distorsión sobre la realidad", tratándola de terca y absurda en su postura de negar la crisis argentina (1)
Repasemos ahora las posturas del presidente sobre dos temas, la solidaridad y la vida humana.
En tiempos de pandemia, Alberto determinó el día 20 de marzo la cuarentena obligatoria en todo el país, como medida de protección sanitaria, pidiéndonos a todos los argentinos que seamos principalmente solidarios, es decir que pensemos primero en el otro y lo cuidemos, dejando el egoísmo a un lado en pos del bien ajeno.
Solicitó especialmente que se cuide a los más ancianos, por pertenecer éstos a uno de los grupos que son de mayor riesgo sanitario (cuidado que no tuvo lugar cuando el día 3 de abril se aglomeraron todos los jubilados en los bancos, exponiéndose al contagio del virus).
Asimismo, en lo que refiere al tema vida humana, soltó la impactante frase "una economía que cae siempre se levanta, pero una vida que termina no la levantamos más" (2), dejando en claro que en su política de gobierno la salud está por sobre la economía, tomando incluso el discurso del actual Papa, al referirse a la cultura del descarte, en la cual la vida deja de considerarse un valor esencial y cede ante otros intereses.
Ahora bien, la misma persona que nos exhorta a ser solidarios en función de la protección de la vida humana, es la que:
1. Promueve intensamente la cultura del descarte y de la muerte a través de la búsqueda de la imposición del aborto. (3)
Paradójicamente, fue el virus y la cuarentena obligatoria lo que paralizó la presentación del nuevo proyecto de legalización, tema prioritario en la agenda presidencial.
Es tan importante para el gobierno nacional la realización de abortos que lo consideran un "servicio esencial", exceptuado de las restricciones impuestas al servicio sanitario a raíz de la cuarentena. (4)
2. Declaró, en ocasión de ser entrevistado por el periodista Jorge Fontevecchia que "el mayor problema que tiene la economía es como administrarse frente a la salud, porque la búsqueda de la eternidad es ínsita al hombre... el hombre quiere no morir, quiere vivir el mayor tiempo posible... ¿y que hace la medicina?, cada vez le da más recursos para seguir viviendo... ¿y eso que provoca? tiene consecuencias económicas tremendas, porque hace 30 años atras teniamos que mantener a una persona hasta los 70 años y ahora lo tenemos que mantener hasta los 85... y trabaja menos gente... y a su vez mantener a una persona con vida cuesta mucha plata por toda la aparatología, la medicación... yo lo que quiero es una política más racional." (5).
Los términos usados por Fernández al describir el problema económico planteado, esto es, referirse a los ancianos como una carga social que hay que "mantener" y que traen consecuencias económicas "tremendas", además de estar en sintonía con la mentalidad del descarte, dejan abierta e inconclusa la posibilidad de una solución que pase por descartar a quienes ya no producen, asomándose la figura de la eutanasia.
Entonces, ¿a qué se refiere con una política más racional?, ¿a reducir y/o ajustar el gasto público?, ¿alude a eliminar a quienes ya no producen y son una carga para todos?
Por otra lado, es erróneo señalar al sector jubilado como un pasivo social que deba ser soportado por el Estado, cuando éste no mantiene a nadie, sino que le da a cada uno lo que le corresponde en razón de los aportes que realizó oportunamente.
Sumado a ello, nuestro sistema jurídico contempla el derecho a la seguridad social, el cual no se corresponde con un criterio estricto de justicia, sino más bien con la solidaridad y la asistencia desinteresada.
Entonces...
¿Con qué Alberto nos quedamos? ¿con quien realza la solidaridad y el valor de la vida humana por sobre la economía?, ¿con el que promueve la muerte de los no nacidos y se refiere a los adultos mayores como una carga social?
Las preguntas son retóricas, el lector pordrá sacar sus propias conclusiones.
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